Con la situación de la pandemia a nivel global, la gran mayoría de las familias han tenido que optar por cocinar más en casa y comer menos afuera.
Sin embargo, ¡qué mucho hay que fregar cuando estamos en casa! Y si es una familia con niños o adolescentes ¡muchísimo más! A menos que se tenga una máquina lavaplatos, ayuda doméstica o se usen utensilios desechables, ¡a alguien le toca hacerlo!
Cuando esa persona eres tú, ¿qué pensamientos vienen a tu mente mientras remojas los platos, observas el trastero e intentas calcular cómo acomodar la retrajila de vasos y cubiertos que volverán a ensuciarse más tarde?
Tal vez podrían ser algunos de éstos: "hubiese comprado algo para llevar", “¡qué bonito, ustedes comen y yo limpio!, “qué casualidad, siempre tienes algo que atender y me toca a mi”, ”pero, ¡si aquí viven tres personas y hay siete vasos!, ¡qué desconsideración!” ¿Te suena algo familiar? ¿Cuál otro pensamiento te viene a la mente?
Tomando en consideración que tenemos sobre 60,000 pensamientos al día, muchos de ellos hacen festín en nuestra mente en ese momento íntimo con la trastera. Y reconociendo que según los estudios, 80% de ellos son negativos y cerca de un 90% son repetitivos, imagínate los lamentos y las quejas que nos decimos y repetimos una y otra vez cada vez que nos toca restregar los platos (claro está, en el caso de que no nos guste esta actividad).
No estoy implicando que disfrutes el limpiar si no te agrada, (hay gente que le gusta! 😮😉) ni que no tengas razón en tus argumentos, o que no sea injusto que siempre te toque a ti.
Mi punto es que si te tocó y no hay otra opción, al quejarte y lamentarte mientras estás lavando los platos, te hará sentir peor. Estarás cargando tu cuerpo con emociones que no te ayudarán a sentirte mejor, sino todo lo contrario.
Y, ¿qué hacer entonces? Puedes aprovechar ese momento para enfocar toda tu atención en la tarea que tienes que realizar. Cuando te venga a la mente cualquier pensamiento, obsérvalo, no te metas en la historia, que si es "justo o injusto”, “que si deberían comer menos”, etc. Sigue prestando atención a lo que estás haciendo. Siente el agua caer en tus manos o el jabón en la esponja. Este ejercicio es lo que podría considerarse una práctica informal de mindfulness o atención plena.
El mindfulness según Jon Kabat-Zinn es “prestar atención de una manera en particular, a propósito, al momento presente con aceptación, sin juzgar” (2003). Jon Kabat-Zinn, autor y profesor emérito de medicina, es reconocido a nivel mundial por ser el primer promotor del mindfulness en Occidente.
El realizar esta actividad o cualquier otra tarea como el cepillarte los dientes, comer o manejar un vehículo de motor, de manera consciente, sin dejarte llevar por los pensamientos, te brindará diversos beneficios entre los que se encuentran:
aumentar tu capacidad de atención
estimular tus sentidos
incrementar tu productividad
potenciar sensaciones de relajación
El lavado de platos puede ser una oportunidad para practicar el estar en el momento presente y disfrutar sus beneficios en lugar de seguir molesto preguntándote: ¿por qué a mí?
Ahora que ya conoces los beneficios de realizar las tareas de manera consciente para tu salud y tu bienestar , ¿qué harás con tus pensamientos la próxima vez que te toque lavar los platos?
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Un abrazo,
Laura Teruel
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Interesante escrito sobre la forma de estar presente y consciente en nuestras tareas cotidianas.