top of page

La carta de aceptación inesperada

Updated: Jul 4, 2021


Trabaja con tus expectativas y suelta el control, confía. #detenteconectatransforma #coaching #metodoisar #manejodeemociones
¿Cuán frecuente te salen las cosas de manera contraria a lo que esperabas?

¡Imposible! ¡No lo podía creer! Estaba súper segura de que mi niño sería admitido a esa escuela. Sé que tiene la capacidad, mostró disposición y entusiasmo (“vamos a la escuela del búho, yupi"), me decía. Además estaba desayunado, con energía y descansado.


Llevábamos tiempo planificando para el gran día. Llegamos con antelación y los días anteriores practicamos tareas escolares tanto en la casa, como en la escuela actual, gracias al apoyo de sus maestras.


Para abonar a mi “supuesta seguridad" de que sería aceptado, cuando fui a buscar a mi niño al transcurrir las tres horas que duró el examen de admisión de "kindergarden", la maestra se despidió de él diciendo: “adiós Emilio, nos vemos en agosto”. ¿Qué otra validación necesitaba? ¡Lo habíamos logrado! Nuestro niño sería admitido a la escuela especializada el próximo semestre.


Varias semanas después llegó la esperada carta donde indicaría la aceptación o denegación a la escuela deseada. Para colmo, se me ocurrió pedirle al niño que la abriéramos juntos, como si fuera la carta de admisión a la universidad, para así celebrar juntos.


Hubiese querido grabar mi expresión cuando muy orgullosa leía en voz alta la misiva y luego fui disminuyendo mi tono de voz al encontrar la palabra “denegado”. “¿Cómo era posible? "Debe haber un error”, me decía a mí misma para consolarme. Es una escuela bien solicitada, pero entendía que había probabilidades de que fuera aceptado. Solo escogen a 50 de 89 estudiantes que solicitaron, no 20 de 1,000, como es el caso de la otra institución educativa que también intentamos matricularlo.


De esta manera, la que tuve que inesperadamente trabajar la aceptación fui yo. Debía aceptar que a pesar de todos los esfuerzos, no fue seleccionado. Sin embargo, yo siempre he creído que las cosas pasan por una razón. Si algo no sucede es porque no conviene, aunque años luego nos demos cuenta de ello. Entonces, ¿por qué estaba tan frustrada? Me detuve por unos minutos a reflexionar sobre ello y encontré la respuesta. Mi frustración no se debía al hecho, pues uno de mis mantras favoritos para manejarme ante los retos de la vida es “todo pasa para bien”.


Me percaté de que mi frustración se debía más bien a mis propias expectativas. Esperaba que el niño fuera fácilmente admitido, ya que nosotros habíamos hecho nuestra parte y había según mi criterio, muy buenas probabilidades. Me amarré a unas expectativas de las cuales yo no tenía 100% el control y basado totalmente en mi percepción. ¡¡Y esto es lo que nos hace sufrir en la vida!! Nos empeñamos en que las cosas salgan como queremos porque dimos nuestro 100%.


Leí una vez que “el que siembra expectativas, cosecha frustraciones”. Y así fue.


A lo largo de mis experiencias tanto personales como profesionales, he aprendido que sí debemos dar el máximo para lograr lo que queremos, como dice don Miguel Ruiz en Los 4 acuerdos, “Haz siempre lo máximo que puedas”. Tenemos que dar nuestro máximo al planificar, anticipar y accionar, pero luego hay que soltar y confiar. Y esa es la parte desafiante. Nos apegamos al resultado queriendo controlarlo. ¿Te ha pasado algo parecido?


Decía mi profesor de programación neuro lingüística, “el problema no es el problema, el problema es la percepción del problema”.


Mi percepción era que sería aceptado a la escuela y al no serlo, ese fue en sí mi problema. Lo que me hizo frustrarme no fue que no lo aceptaran, fue que yo esperaba que sí lo hicieran y estaba erróneamente segura de ello. ¡¡Coseché frustración!!


Soltar y confiar


Luego de haberme detenido y dado el permiso de expresar mi frustración y recordar que todo pasa por una buena razón, me percaté de algo más. Pensándolo bien, esa escuela realmente me queda fuera de mi ruta, por lo que se me complicaría mi mañana y quizás mis tardes al llevarlo y buscarlo. Estoy confiada en que lo aceptarán en la escuela perfecta para él y quizás quede hasta más cerca de nuestro hogar.


¿Cuán frecuente siembras expectativas sobre las cuales no tienes el control?


¿Qué puedes hacer diferente de ahora en adelante?


Si deseas estrategias para trabajar con tus expectativas u obtener los beneficios que brinda el aprender a “soltar” ¡Comunícate! Me puedes contactar en info@laurateruel.com. Un proceso de coaching podría apoyarte. Será un placer acompañarte.


Si deseas conocer otros artículos sobre bienestar y manejo de los retos diarios, visita mi blog https://www.laurateruel.com/blog y mi página en Facebook https://www.facebook.com/lauraeteruel


¡Gracias muchas por leerme y compartir mis artículos!


Un abrazo,


Laura


Recuerda siempre, Detente. Conecta…y transforma.


Nota:

Este artículo fue redactado originalmente a principios de marzo de 2020-antes de la pandemia del Covid-19. Durante la pandemia se comunicaron de la escuela para informar que mi niño habia sido aceptado, pues le tocó su turno de la lista de espera. Lamentablemente cedimos el espacio para el siguiente niño, ya que mi niño ya estaba matriculado en otra escuela más cerca de nuestro hogar. ¿Y saben algo? La nueva escuela resultó ser perfecta para él. Así que una vez más reitero, todo pasa por una razón, es cuestión de ¡soltar amarras y confiar! ¡Exito y bendiciones!


41 views0 comments

Recent Posts

See All

Comments


bottom of page