Entre tantas situaciones estresantes, responsabilidades y distracciones, ¿cómo logras enfocarte en lo que tienes que hacer? ¿cómo mantienes tu atención en lo que deseas? ¿qué haces para evitar desesperar y mantener la calma?
Sí, nos dicen muchas veces que mantengamos la calma. Pero, ante la diversidad de cambios que enfrentamos continuamente ¿cómo podemos hacerlo?
Los expertos en el tema podrían compartir una infinidad de estrategias. Para algunas personas funcionarán unas cosas, mientras que otros individuos preferirán intentar alternativas diversas.
Tanto en mi experiencia personal como trabajando con clientes, he experimentado que muchos individuos encuentran calma cuando deciden detenerse, respirar conscientemente y mantenerse sumergidos en realizar alguna actividad en particular que les provoca una sensación placentera o relajante. En mi libro sobre manejo de cambios, Método ISAR, llamo a esa actividad o lugar, el puente, que es ese algo que los conecta con ellos mismos al hacerlos sentir bien.
En mi caso, mi puente lo son: la playa y el mindfulness. Ambas actividades me hacen disfrutar del momento presente y me traen serenidad, pues las disfruto a cabalidad.
¿Qué actividad te aleja del ruido exterior, te permite conectar con el momento presente y a la vez sentir tranquilidad y conexión contigo mismo? ¿Pudiste identificarla? ¡Ese es tu puente! Tu puente podría ser: el campo, la playa, la pesca, el bucear, hacer scrapbooking, jugar golf o algún otro deporte o pasatiempo.
Imagino que muchos coinciden conmigo en que la playa los calma, los relaja y los hace sentir bien.
Pero, el mindfulness, ¿qué es?
El mindfulness o Atención Plena es una disciplina que aunque parece tener mucha acogida en las últimas décadas, sus orígenes son milenarios. John Kabat-Zin, reconocido referente a nivel mundial y quien introdujo esta práctica en occidente en los años 70, define mindfulness como: “prestar atención de una manera en particular, a propósito, al momento presente con aceptación, sin juzgar” (2003).
Al practicar mindfulness, se presta atención a la respiración; cómo entra el aire por la nariz al inhalar y cómo sale al exhalar. Se respira de manera normal. No se requiere un estilo o manera particular de respirar ni una postura en particular. Yo suelo realizar la práctica sentada, acostada, o en flor de loto, en cualquier posición que me haga sentir cómoda y que no me quede dormida.
Existen dos maneras de practicar esta disciplina, la formal y la informal. La que describí es la formal. En este enlace comparto contigo un excelente artículo de mi colega Cibelis Alonzo, que explica ambas prácticas.
Varios estudios e investigaciones han demostrado que al practicar mindfulness de forma continua, se producen cambios a nivel cerebral y que es una manera práctica de encontrar enfoque, calma y tranquilidad.
Confieso, que aunque en un principio me resultaba difícil y hasta llegué pensar que “perdía mi tiempo”, al brindarme la oportunidad de incorporarlo a mi vida, pues vivir mindful, es un estilo de vida, me siento menos reactiva y estresada, más enfocada, agradecida, contenta y compasiva.
Si deseas conocer sobre más información sobre esta disciplina o te animas a practicarlo, puedes acceder a los diversos videos que compartimos en Pausa Consciente por FB o en el canal de YouTube. También puedes seguirnos en Instagram. Si te encuentras en Puerto Rico, nos reunimos cada segundo domingo del mes a las 9;00am en El Morro, Viejo San Juan. Te invito a estar pendiente a la página pues estaremos practicando mindfulness en otros lugares próximamente. Y si no resides en Puerto Rico, puedes unirte a las diversas iniciativas virtuales a través de la plataforma Zoom. Escríbenos a pausaconscienteorg@gmail.com para detalles.
Decide hacer una pausa consciente y acompáñanos. ¡Te esperamos!
Un abrazo,
Laura Teruel
Recuerda siempre, Detente. Conecta…y Transforma.
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