Incertidumbre significa falta de certeza o seguridad sobre algo. ¡Qué desafiante se nos hace manejarla! Como seres humanos estamos acostumbrados a querer controlar y anticipar las cosas. Esto nos da tranquilidad y cierto grado de seguridad, ya que nos hace sentir bien pensar que “estamos en control”. Por el contrario, la falta de certeza muchas veces podría generarnos inquietud o malestar.
En los meses recientes hemos experimentado diversos retos a nivel mundial, los cuales por más que se anticipen, no podemos controlar. Terremotos, huracanes, pandemia, aislamiento físico, pérdidas de trabajo, niños y jovénes en los hogares sin recibir clases a nivel presencial y otros servicios esenciales, separaciones, cierres de negocios, conflictos interpersonales, son algunas de las situaciones actuales que podrían generar altos niveles de inquietud o ansiedad.
La ansiedad es un estado de agitación en el que se puede sentir miedo, temor e inquietud por algo que aún no ha sucedido, ni se sabe si va a suceder. Sin embargo, esta preocupación anticipada, podría provocar algunos síntomas físicos como lo son: dolores de cabeza, musculares o estomacales, palpitaciones, irritabilidad, cansancio o fatiga, entre otros. El tener alguno de estos síntomas no significa que puedas tener ansiedad. Busca ayuda profesional si entiendes que la necesitas o si alguna de estas manifestaciones afectan tu calidad de vida.
Sin embargo, no tienes que sentir alguno de estos padecimientos para querer hacer algo por tu salud emocional y tu paz mental. Aquí te presento 3 tips que pueden apoyarte a manejar la ansiedad en tiempos de incertidumbre, así como lo han hecho con los participantes de charlas y talleres sobre manejo de emociones y ansiedad. Es mi intención que puedan apoyar a muchas personas más. Así que te invito a compartir este artículo si entiendes que puede ser de beneficio para alguien que conozcas.
Las 3 tips para manejar la ansiedad en tiempos de incertidumbre son:
1. Dáte el permiso de quejarte, expresarte y pensar lo que sea que estés pensando y sintiendo. No hay nada malo con eso. Ahora bien, házlo con respeto y toma en consideración a los demás. El evitar reprimir las emociones es vital para la salud mental. Una vez hayas ventilado tu sentir, lo importante es continuar. Enfócate en lo que sí puedes hacer o controlar.
2. Házte aliado del miedo. El miedo es una alarma que te avisa para que te puedas proteger de una amenaza. Por esta razón podrías sentir ganas de huir, pelear o correr si te sientes ansioso o en peligro. En muchas ocasiones no podrás, ni deberías realizar ninguna de esas acciones. Lo que sí puedes y te invito a hacer es a darle las gracias al miedo por estar e indicarle que ahora tienes que actuar por tu bienestar. No intentes evitarlo ni negarlo.
3. Conecta con tu respiración de manera consciente. Todos respiramos 24/7 pues si no, no estaríamos vivos; solo que lo hacemos de manera inconsciente. Al decidir detenerte y observar cómo entra el aire por tu nariz al inhalar y cómo sale al exhalar, te ayuda no solo a oxigenar mejor tu cerebro para que puedas pensar mejor, sino que contribuye a disminuir los latidos del corazón que tanto se aceleran en momentos de estrés y ansiedad. Puede que al principio se te haga desafiante sacar un momento para observar tu respiración por unos minutos. Inténtalo de todos modos. El respirar conscientemente además relajará tus músculos, te hará sentir mejor y te ayudará a responder en lugar de reaccionar. Al responder estás consciente de tus palabras y comportamientos. Al reaccionar operas en automático (sin pensar antes) y podrías decir o hacer cosas que luego te arrepientas.
Durante momentos inciertos el cómo tu respondas, hará la diferencia en tu bienestar emocional y en el de los demás. Empieza poco a poco, pero empieza. Eso es lo importante, ¡detente y continua!
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